miércoles, 22 de octubre de 2014

El PRINCIPE Y EL MAGO.



EL PRINCIPE Y EL MAGO

Había una vez un príncipe joven, que creyó en todas las cosas menos tres. No creyó en princesas, ni en las islas, ni en Dios. Su padre, el rey, le había dicho que no existían tales cosas. Como no había princesas o islas en los dominios de su padre, y ninguna muestra del dios, el hombre joven creyó a su padre.

Entonces, un día, el príncipe huyó lejos de su palacio y vino a la siguiente tierra. Allí, para su sorpresa, desde cada costa él vio islas, y en estas islas, había unas criaturas extrañas y maliciosas que él no se atrevió a ponerlas nombre. Como él buscaba un barco, un hombre en un traje de etiqueta se acercó a largo de la orilla.

"Son esas islas verdaderas?" preguntó el príncipe joven.
"Por supuesto son islas verdaderas," dijo el hombre en traje de etiqueta.
"Y esas criaturas extrañas y maliciosas?"
"Son todas princesas genuinas y auténticas."
"Entonces Dios también debe existir!"
"Yo soy Dios," contestó el hombre con reverencia.
El príncipe joven volvió a casa tan rápidamente como pudo.
"Así que ya regresaste a casa," dijo su padre, el rey.
"Yo he visto las islas, he visto las princesas, he visto Dios," le contesto con reproche el príncipe.
Al rey no le afecto.
"Ni las islas verdaderas, ni las princesas verdaderas, ni un Dios verdadero, existen."
"Yo los he visto!"
" Dime cómo se viste Dios."
"Dios se viste en con traje de etiqueta."
"¿Fueron remangadas las mangas de su capa por detrás?"
El príncipe recordó que sí. El rey sonrió. " Ése es el uniforme de un mago. Te engañó."
Con esto, el príncipe volvió a la siguiente tierra, y fue a la misma orilla, adonde él se reunió de nuevo con el hombre en traje de etiqueta.

"Mi padre el rey me contó quien eres," dijo el príncipe indignado. "Me engañó la última vez, pero no lo volverá hacer otra vez. Ahora sé que ésas no son islas verdaderas ni princesas verdaderas porque usted es un mago."
El hombre en la orilla sonrió. "Eres tu quien se engaña, muchacho. En el reino de tu padre hay muchas islas y princesas. Pero tu estas bajo el hechizo de tu padre, así que no puedes verlos."

El príncipe volvió pensativamente. a casa. Cuando vio a su padre, lo miro en los ojos.
"Papá, es verdad que usted no es un rey verdadero, que es solamente un mago?"
El rey sonrió, y remangó sus mangas detrás.
"Sí, mi hijo, soy solamente un mago."
"Entonces el hombre en la orilla era Dios."
"El hombre en la orilla era otro mago."
"Necesito saber la verdad auténtica, la verdad superior a la magia."
"No hay una verdad superior a la magia," dijo el rey.
El príncipe se puso muy triste.
Dijo, "¡Me mataré!"

Con magia el rey hizo aparecer la muerte. Estaba parada en la puerta y llamó al príncipe con señas. El príncipe se estremeció. Recordó a las islas hermosas pero irreales y a princesas irreales pero hermosas.
"Bueno," dijo el príncipe. "lo puedo aguantar."
"Ya ves, hijo," dijo el rey. "Tu también comienzas a ser mago."
(Cuento extraído de 'El mago' - John Fowles)

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